¡Hola! Mi nombre es Ángela, soy psicóloga sanitaria, especializada en el área perinatal.
Desde que empecé a estudiar psicología, me he movido por un deseo sincero de comprender y ayudar a los seres humanos. Siempre me ha interesado la particular situación de desigualdad que sufrimos las mujeres y el impacto que tiene en muchas áreas de nuestra vida, incluida nuestra salud mental. Así, me he ido formando en la intervención en violencia de género, violencia sexual y en la comprensión de esta desigualdad desde una mirada psicosocial. Interesándome por los procesos que vivimos las mujeres, llegué también a la psicología perinatal, que me ha ayudado a entender cómo los procesos de embarazo y nacimiento influyen en toda nuestra psicología.
Actualmente, trabajo fundamentalmente en el área de la psicología perinatal, y mi trabajo se centra en acompañar a mujeres en sus procesos de embarazo, parto y posparto (apoyo psicológico en procesos de búsqueda de embarazo, tratamientos de reproducción asistida, miedos en el embarazo, depresión posparto, pérdida gestacional, etc.). Este período tiene un impacto fundamental en nuestra salud física y mental, y mi objetivo es ayudar a potenciar los cuidados y a prevenir la psicopatología en esta etapa.
Antes de enfrascarme en la salud mental perinatal, he trabajado con víctimas de violencia de género, con adolescentes que habían cometido agresores sexuales, con personas en distintos contextos de vulnerabilidad y, de manera más general, con personas que acudían a consulta por malestares emocionales asociados a situaciones de su día a día. Tuve la oportunidad de vivir varios años en Chile, donde aprendí muchísimo, tanto a nivel profesional como personal.
En la terapia trabajo desde una perspectiva sistémica, entendiendo a la persona como parte de un contexto de relaciones y sistemas en relación. Trato de aplicar en la terapia un enfoque integrador: tengo formación en terapia cognitivo conductual, sistémica, trauma y apego, y trato de integrar estas diferentes perspectivas desde una posición de empatía y respeto hacia las personas a las que acompaño, dando mucha importancia al vínculo terapéutico, es decir, a la relación de confianza entre terapeuta y paciente. Para mí, el proceso terapéutico es un espacio de aprendizaje y descubrimiento. Soy bastante horizontal y me dispongo a este espacio desde la curiosidad, la apertura, la honestidad y un respeto profundo por la persona que tengo enfrente y su sufrimiento particular.
A lo largo del proceso terapéutico, iremos adentrándonos en tu experiencia concreta –qué te pasa, cómo te pasa y en qué contexto te pasa– y, con esa mirada de investigadoras, iremos comprendiendo tu malestar y dándole nombre. Eso te permitirá reapropiarte de esas emociones, pensamientos y conductas, mirarlas desde otra perspectiva y desarrollar tus propias herramientas para manejarlas de una forma más satisfactoria.
Si quieres iniciar un proceso terapéutico, para mí será un placer acompañarte y aprender contigo, ¡bienvenida/o!
